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Opinión

De qué hablamos cuando hablamos de enfermedades de transmisión sexual – Parte 1

Todxs tuvimos un acercamiento superficial e inconcluso hacia nuestra vida sexual en nuestro centro educativo o de parte de nuestras familias. Esto es debido a que la educación sexual en el país es limitada y está está interceptada y tergiversada por dogmas y religiones.  Es por ello que no solo no nos fue dada la información (a menos que la buscasemos) o que existe tanta estigma a personas que están contagiadas por ITS.

En este espacio voces anonimas cuentan de sus experiencias personales viviendo con ITS para que a través de experiencias compartidas tengamos información y acompañamiento de primera mano.


Todxs queremos coger sin condón al menos una vez en la vida. O dos, o tres.

Una visita al ginecólogo siempre puede terminar en malas noticias, creo que por eso es que a veces las evito. Estoy acostumbrada a escuchar que puede haber quistes, o que “esta masita en el pecho es un poco rara”, o el típico miedo del retraso, que es “normal”. Pero nunca en mi vida pensé en tener una visita que terminara en una plática sobre la posibilidad de que hubiera un virus en mi sangre, que se contagia por contacto, y que para colmo puede terminar en cáncer uterino. Me estoy yendo por las ramas. A lo que voy con esto es a que, la posibilidad de tener VPH ha sido quizá la sospecha más curiosa de mi vida. Salí del consultorio en blanco y ya en mi carro, me solté a llorar.

He hablado con un par de amigxs, unxs me hablaron de estadísticas y normalización. Al parecer la mayoría de los adultxs con una vida sexual activa lo tienen. También hablé con mi pareja actual y por un momento en mi cabeza estaba segura de que lo siguiente sería una patada en el culo, porque, ¿Quién en pleno 2021 se contagia de una infección de esta naturaleza? Con toda la información, con todo lo que tenemos en nuestras manos para evitarlo. Hasta ahora, no he tenido una respuesta negativa de nadie. Creo que lo más crudo es entender que en estos días, contagiarte de papiloma es tan fácil como resfriarte. Luego de comprender eso, tuve que hablar con el sospechoso del contagio. Se imaginan cortar con alguien, digamos un poco tóxico, y tener que hablarle casi 2 años después para decirle: “Hola, ¿te acordás de esta cosa rara? Pues creo que es una enfermedad que me transmitiste”. Y que además, que se tome el tiempo de cuestionarse si es algo que proviene de él porque, “yo ya no tengo nada”.  Es tan divertido como suena, gracias a la vida por la facilidad de los mensajes instantáneos y de poder borrar contactos.

No puedo hacer más que esperar que entienda la responsabilidad de utilizar su pene. La responsabilidad de ver algo raro en él y no preguntarse si perjudica a alguien más. Al mismo tiempo, también estoy peleando con mi yo de hace 3 años. En aquel momento, cuando antes de tener relaciones, el sujeto se cuestiona la necesidad de usar condón, porque todxs sabemos que “se siente mejor”, y en mi cabeza pensaba que estábamos enamorados y que nada tenía que salir mal necesariamente. Ese día, mi preocupación era tener que pasar por un proceso de aborto que al rato y podía no querer del todo. Hoy camino a mi casa pensaba en lo fácil que era pedir una prueba de cualquier enfermedad antes de dar mi prueba de “amor”.

Pasé una semana completa llamando a la clínica. Olvidaron mis resultados el día que tenían que llegar. Y al final, por un mensaje de WhatsApp, la recepcionista, posiblemente harta de mí, me mandó un bonito: “Negativo de malignidad”, que me dejó respirar y también me agendó una cita con el psicólogo. Hoy estoy agradecida de que el hecho de ser consciente de la real importancia de cuidarme, me haya llegado por medio de un susto que me duró 7 días.  Pero, ¿qué pasa con las personas que no solo se asustaron? Muchas personas viven con alguna enfermedad de transmisión sexual, acompañada de la carga negativa que esto tiene en la vida de alguien. Incluso, solo con este susto, personalmente he tenido dificultad para tener una vida sexual normal en estos días, solo por un susto que me hizo sentir corrompida.

Estoy feliz por estar bien, pero en una semana compartí esta angustia en espacios en donde me encontré con personas que estaban pasando por la incertidumbre y el miedo, o la certeza y la aceptación, de tenerlo en su vida, y es abrumante. Tal vez para mí, desde mi espacio de falsa seguridad.

Pero también tengo esta idea loca, de que si empezamos a hablar más de todo, podemos estar mejor más rápido. Lxs invito a revisarse de muchas formas, visiten a sus médicos y no ignoren las espinitas que sentimos a veces. Les pido que sean conscientes y que no dejen que las ganas de un día marquen más que solo un momento. Porque yo  me sentía responsable de mi sexualidad por usar métodos anticonceptivos desde que soy activa, y por hacer pipí después de coger, pero hoy creo que tengo mucho que aprender.  Y si no estás en una situación similar, sólo pensá en los que sí, pensá en que puede pasarnos a todxs, y no lo digo como amenaza, sino como ejercicio de empatía.

Por último, dejo un espacio abierto acá, usando mi voz en Resisters para decirles que lxs abrazo. Y que si no han querido decir o hacer nada por miedo, piensen en ustedes mismxs como las personas que más aman. Mírense con ese amor, abrácense, y cuando estén listxs, comiencen a caminar.

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Desde Resisters te invitamos a visitar organizaciones que te acompañan y apoyan en este proceso como:

CAS una organización que se encarga del acompañamiento médico y psicológico de contraer una ITS https://casgt.org/.

Corazón de Agua Parteras Profesionales comprometidas con la salud de la mujer y el desarrollo comunitario, contamos con una clínica y formamos Parteras Profesionales. https://itsmy.bio/corazondelagua

Wings Guatemala Organización de derechos sexuales y reproductivos que ofrece información y servicios sobre salud reproductiva de manera profesional y personalizada.  http://www.wingsguate.org/

 

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