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Opinión Resisters

Body-positive-what?

Son las 3:45 am. Siento escalofríos y tengo un vaivén de miedo en los huesos. Vienen a mi mente algunas películas y programas paranormales que mencionan que a las 3:00 am es la “hora del diablo”. Mi gata observa atentamente mi respiración agitada. Al menos mi pequeña lámpara me da un poco de seguridad por si tengo que salir corriendo. Ha llegado mi némesis más antiguo: síndrome de colón irritable. 

Mientras mi cuerpo se deja llevar por los síntomas, mi mente agitada pregunta: ¿qué fue lo que hice mal? ¿Acaso fue el tofú que comí en el almuerzo? Pero si fueron apenas unos trozos. ¿O fue porque me entristecí al enterarme que deben operar a mi gata? ¿O solo ya estoy chingada? 

Ahora ya no siento miedo, sino que enojo. Enojo porque es una lucha constante habitar este cuerpo, pero la señora en la tienda le dijo a su hija que debería hacer ejercicio para “tener” mi cuerpo. ¿Tener un cuerpo adolorido?

Tengo 25 años de existir, de los cuales 20 han sido una caravana de enfermedades. Esta caravana ha sido acompañada de varias personas que me han aconsejado, sin pedirlo, que debo amar mi cuerpo tal y como es. ¿Cómo amar al cuerpo que a veces limita y complica el vivir en este espacio?

Durante un tiempo quisieron “aportar” a mi salud diciendo que Dios me hizo así para “probar” mi fe. Y quien nunca falta en la cotidianidad es el monstruo del deberías

“María, deberías comer mucho más porque estás muy seca”. Lo he intentado, pero voy a mi ritmo con ciertos alimentos por las alergias. 

“María, deberías ser más constante con los especialistas y las medicinas”. Hago lo que puedo con mis recursos, considerando que no tengo seguro social ni privado. 

“María, deberías intentar esta dieta que me funcionó para verme mejor”. Si te funcionó a ti, me alegra, pero los cuerpos son diversos. 

Luego veo las redes sociales abarrotadas de contenidos de body positive. Si bien este movimiento reconoce la diversidad en los cuerpos, se me hace frustrante el alcanzar el “amor propio” a toda costa cuando nuestras historias y contextos son distintos. Es como si se tratara de una obligación de  amar nuestros cuerpos, alcanzar estándares y sugerir a las y les demás cómo deberían vivir. 

Este body-positive le apuesta a que amemos nuestros “defectos”. ¿Qué defectos? El sistema patriarcal y machista heteronormado supone que hay un “cuerpo ideal” que alcanzar y que si no es así, somos “defectuosas”. Qué horrible esa mierda considerando que existen diversos trastornos alimenticios. ¿Y qué hay de las personas que sí aman al 100% su cuerpo? Un privilegio. 

Suena la alarma del microondas; dejó de calentar la taza con agua. Veo que tengo que comprar más hojas de té de limón, mi fiel compañera para los días en que mi colón se enoja conmigo. Me alegra ver que hay verduras suficientes para hacer una sopa al medio día. 

Si bien los cuerpos no son perfectos, cada persona tiene un diálogo íntimo y acciones para su bienestar. A nadie más que a esa persona le interesa eso. No estoy diciendo que las personas que buscan apoyar son malas. Pero existe una gran diferencia entre quienes dan consejos sin que los hayas pedido, y quienes están atentas a ti pero sin ser invasivas. 

Creo que no podría sobrevivir en este cuerpo sin la ternura de las personas que amo, quienes preguntan por mis procesos de salud y quienes se han puesto a disposición para acompañarme al centro de salud. 

Mi cuerpo es más que los dos metros cuadrados de piel morena que lo cubren. Es más que los 650 músculos, 206 huesos, grasa y órganos, que lo conforman. Es un huerto de experiencias y cicatrices que cuido como más me gusta. 

A la chingada los comentarios de los cuerpos. 

Ya es hora de dormir. Toca enfrentar un día de trabajo y recuperarme.

por: María Jossé España